“Las personas que sufren el Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño cuya manifestación principal es el ronquido, tienen 2 a 7 veces más riesgo de sufrir accidentes de tránsito”
“En el Perú, los accidentes de tránsito son el pan de cada día. Diariamente los medios de comunicación informan sobre accidentes que causan lesiones personales de los ocupantes y/o peatones, o incluso la muerte de los mismos.
El Perú es uno de los países con la tasa de mortalidad más alta por accidentes de transito en Latinoamérica. Por cada 10 000 habitantes, 11 se mueren por accidentes de tránsito. En cada año se registra un promedio de 3 000 fallecidos. Además el 3,7% del total de defunciones es por dicha causa.
Según las estadísticas del Consejo Nacional de Seguridad Vial, el exceso de velocidad es la principal causa de accidentes en el Perú seguida de cerca por la imprudencia del conductor, y en tercer lugar pero un poco alejado, la ebriedad del mismo; dejando para los últimos lugares las fallas propias del vehículo. De lo anterior se puede concluir que el principal causante de accidentes es el conductor.
En un estudio, realizado en el Perú, en choferes de ómnibus de la terminal terrestre de Fiori en Lima el año 2002, las tres cuartas partes de choferes entrevistados afirmaron tener noticias de compañeros que habían sufrido accidentes a causa de haberse quedado dormidos, y más de la mitad consideraban que esa era la principal causa de los accidentes en las carreteras peruanas.
A la tendencia a quedarse dormido se le llama “somnolencia”, y cuando esto sucede en una situación en la que uno debería estar despierto y alerta, como por ejemplo durante la conducción de un vehículo, se le llama “somnolencia excesiva”.
Los principales factores para que una persona sufra de somnolencia son: insuficiente número de horas de sueño, mala calidad del sueño, no dormir a las horas que debería dormir y uso de medicamentos que causen somnolencia (como algunos medicamentos para el resfrío).
Una de las causas de somnolencia excesiva es el Síndrome de Apnea-Hipopnea del Sueño (SAHS). Este es un desorden o enfermedad que se caracteriza porque la persona tiene un sueño inadecuado (fragmentado) debido a que se despierta varias veces durante la noche ya que ocurre el cierre parcial (hipopnea) o total (apnea) de la vía aérea a nivel de la garganta, es decir que deja de respirar durante algunos segundos. Hay que recalcar que esos despertares muchas veces no son recordados por la persona.
Las principales manifestaciones de este síndrome son el ronquido intenso, pausas respiratorias durante el dormir y la excesiva somnolencia durante el día. Debido a que en esta enfermedad se presenta el cierre de la vía aérea durante el dormir, estas personas o sus compañeros de cuarto, refieren que dejan de respirar mientras duermen o que se despiertan en la noche con una sensación de ahogo y pánico que dura poco segundos. Además de lo mencionado, esas personas pueden referir otras molestias como: cansancio, fatiga, disminución de la memoria, baja capacidad de concentración, irritabilidad; que pueden acarrear problemas familiares o laborales.
Se ha encontrado que uno de cada 25 varones y una de cada 50 mujeres sufren esta enfermedad. Pero muchas de ellas (>90%) no están diagnosticadas, la mayoría de veces porque cuando el médico le pregunta sobre las manifestaciones lo niegan, sea porque lo consideran normal o por presión social (miedo a perder el trabajo).
El grupo de personas que están más predispuestas a sufrirlo son: varones, personas obesas, que sufran de hipertrofia de las amígdalas o alguna enfermedad endocrinológica (hipotiroidismo, acromegalia), obstrucción nasal, tener alguna anomalía craneofacial y tener familiares con el SAHS.
Lo principal para llegar a diagnosticar esta enfermedad es tener la sospecha del mismo, es decir, que la persona acuda a su médico si presentan los síntomas antes mencionados, o que el médico los averigüe durante la consulta médica. Pero esa información no es suficiente, se necesitan realizar pruebas en donde se objetive el cierre de la vía aérea durante el sueño, la prueba más utilizada en todo el mundo es la polisomnografía nocturna. Dicha prueba se realiza en un laboratorio de sueño con el equipamiento adecuado, y lo que básicamente hace es registrar varios parámetros (neurológicos, respiratorios, cardiácos, etc.) en el transcurso de toda una noche mientras la persona está durmiendo.
En cuanto al tratamiento, hay varios recursos disponibles: medidas generales, mecanismos de presión positiva en la vía aérea, cirugía de la vía aérea y dispositivos orales. Para determinar qué tipo de tratamiento se debe seguir es necesario determinar la severidad del síndrome, acá también es de utilidad la polisomnografía.
Para todos los casos, independientemente de la severidad, se siguen medidas generales (posición corporal al dormir, prohibición de alcohol y agentes sedantes, y principalmente la pérdida de peso). En casos severos el tratamiento indicado es el CPAP (siglas en inglés de “presión positiva continua de la vía aérea”). La cirugía maxilofacial puede ser una alternativa en casos limitados de jóvenes no obesos. Si existe intolerancia al CPAP y no es posible la cirugía, puede recurrirse a los dispositivos orales.
Como se había mencionado al inicio, el SAHS tiene un gran impacto en lo que respecta a los accidentes de tránsito y en algunos países se han tomado medidas para contrarrestar eso, llegando incluso a la suspensión temporal de la licencia de conducir cuando a la persona se le diagnostica este síndrome. Pero además el SAHS puede ser factor causante de varias enfermedades, entre las más importantes están la hipertensión arterial, enfermedad coronaria y cerebrovascular. Además las formas más severas se asocian a mayor riesgo de morir por un infarto o accidente cerebrovascular (ACV).
El SAHS es un problema de salud pública, llegando incluso a compararse a los efectos que causan el tabaco en la sociedad. En Estados Unidos se calculó que cuando se falla en reconocer este síndrome, el costo que conlleva en los individuos y en la sociedad llega a la suma de 3,4 billones de dólares principalmente en costos médicos adicionales por año.
Finalmente, es importante volver a recalcar que lo principal para diagnosticar esta enfermedad es sospechar de la misma, por lo tanto si Ud. sufre o conoce a alguien con tendencia a quedarse dormido durante el día y que además ronca mientras duerme, acuda a su médico para que le descarten esta enfermedad.
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Edmundo Rosales Mayor MD.MSc. (Publicado en la Revista "Touring y Automóvil Club del Perú", 2do trimestre 2007, Año XI #38: páginas 14 y 15)
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